Soy José María, profesor jubilado. Creo que la mayoría de las personas sentimos necesidad de ayudar a los demás. Prueba de ello es la satisfacción interior que experimentamos cuando lo hacemos.

Por medio de la Hermana María Jesús Ramos conocí que las Hermanas de la Compasión organizan un voluntariado para colaborar en Yaoundé (Camerún).

Desde el primer momento le propuse mi deseo de venir a Camerún y he colaborado durante dos meses y medio en el “Foyer de l’Espérance” donde son acogidos «niños de la la calle», entre 10/15 años de edad, que han abandonado su domicilio familiar.

Aquí convivo con educadores que en condiciones y con medios muy precarios intentan dignificar la vida de estos chicos. El objetivo es la reinserción familiar; y si no se consigue, evitar que vuelvan a la calle escolarizándoles y más adelante procurando que aprendan un oficio. Incluso ayudándoles, si se da el caso, en la universidad. Francamente es un poco descorazonador verles volver a la calle, por eso es más de admirar el tesón que demuestran los responsables y educadores del centro.

Considero que los voluntarios podríamos aportar mucho si el centro tuviese unas prioridades bien establecidas. Si no, podemos ser unos «paracaidistas» simpáticos, muy bien intencionados, pero poco eficaces.

Yaoundé, 20 de enero de 2020.