La formación y sus etapas

«Hasta que Cristo sea formado en vosotros» (Gal 4, 19b)

La integración de nuevos miembros en la Congregación se realiza mediante un proceso de formación que es a la vez respuesta personal y libre a llamada del Señor, camino de conversión y preparación para participar en la misión de la Iglesia según el carisma de la Congregación.

La Congregación tiene por misión, confirmar esta llamada y favorece la acción de Dios proporcionando los medios adecuados para que esta respuesta personal pueda darse con convicción y libertad.

La formación no termina en el momento de la profesión perpetua. Se trata de una tarea que abarca toda la vida a fin de mantener vivo en cada hermana el dinamismo de su fidelidad.

Cuatro son las etapas en las que se desarrolla la Formación. Las tres primeras constituyen el tiempo de formación inicial y tienen por finalidad la integración progresiva de la aspirante en la Congregación, en una actitud de acogida recíproca.

Postulantado

Postulantado: «Maestro ¿dónde vives?» (Jn, 1, 38)

Se inicia tras un tiempo previsto para establecer los primeros contactos y comprobar si existen motivaciones y preparación suficientes para comenzar el proceso de formación.

El Postulantado es un tiempo de progresiva maduración humana, de profundización en la vida cristiana, de descubrimiento y cierto conocimiento de la Congregación y de discernimiento de su vocación específica en la Iglesia con vistas a realizar la experiencia de Noviciado.

(Duración : entre 6 meses y 2 años)

Noviciado

Noviciado: «Venid y veréis» (Jn, 1, 39)

Es la primera experiencias de vida religiosa en la Congregación. Implica una ruptura con el estilo de vida anterior, una entrada efectiva en la vida comunitaria y una participación en la misión de la Congregación.

Se caracteriza por el aprendizaje de esta nueva forma de vida y por ser un tiempo privilegiado de conversión a la persona de Jesús. Así continúa el discernimiento de su vocación y se prepara para pronunciar los primeros votos.

Duración: 2 años.

Juniorado

Juniorado (Votos temporales): «Y se quedaron con Él» (Jn 1, 39 b)

Comienza con el primer compromiso temporal, que hace de la novicia miembro de la Congregación.

Esta etapa se caracteriza por la incorporación la vida de la comunidad a la que es enviada para vivir la misión a través de un compromiso laboral o de los estudios propuestos, según sus posibilidades y los momentos de la etapa.

La juniora va aprendiendo a vivir toda actividad y/o profesión como misión y a integrarla en la de la comunidad. Va unificando su vida en el amor a Jesús y la entrega a su Reino desde el carisma propio de la Congregación.

Este tiempo culmina con la preparación inmediata a la profesión perpetua que permita a la hermana tomar nueva conciencia de las motivaciones que le impulsan a tal opción y de las exigencias radicales de la misma.

(Duración: entre 5 y 9 años)

Formación permanente

Formación Permanente: “Los llamó para estar con Él y enviarlos…” (Mc. 3, 14 b)

Es la última etapa del proceso de formación y se inicia a partir de la profesión perpetua.

Tiene como fin ayudar a vivir toda la existencia en actitud de respuesta gozosa a Aquel que nos llamó un día a la Compasión y que sigue recreando constantemente esta llamada en un mundo que cambia rápida y profundamente (Const. art 200):

  • Renovando la opción por Dios como Absoluto de nuestra vida
  • Profundizando la actitud de sencillez evangélica que es la búsqueda sincera y constante de la voluntad del Padre en disponibilidad filial para la misión.