Así se llamará la casa que fuera residencia de nuestras Hermanas mayores durante más de 30 años, y que, desde el 1° de mayo de este año, es residencia de uno de los Hogares de Cristo. Ayer, 5 de junio 2024, por la tarde, en esa casa de Muñiz, Bs As, compartimos un hermoso y conmovedor encuentro, promovido por el P. Francisco como despedida y acción de gracias a nuestra Congregación. Estuvimos presente dos hermanas, algunos laicos compasionistas y una veintena de jóvenes del Hogar de Cristo de San Miguel, junto con su Equipo de Acompañantes. Al darnos la bienvenida a todos, nos dijo que, en acción de gracias, la casa se seguirá llamando “NUESTRA SEÑORA DE LA COMPASIÓN”. La casa seguirá siendo CASA DE COMPASIÓN, está destinada a albergar a quienes están ya en su última etapa de recuperación de adicciones, para hacer allí la transición hacia su integración social y familiar.

Iniciamos con la celebración Eucarística, presidida por el Obispo de San Miguel, Mons. Damián Nannini. En su homilía, ayudándonos a ahondar en la Palabra y aplicarla a nuestra vida, nos dejó este mensaje: “¿qué quedará de cada uno de nosotros cuando partamos?: no lo que hayamos guardado sino lo que hayamos entregado…” Conmovía la fuerza de la oración y los cantos de los jóvenes. A continuación, tuvimos un compartir de una rica y abundante pizza que hicieron los chicos y, en un cálido ambiente fraterno, algunos fueron compartiendo sus testimonios de vida, que llegaban hondo, hasta las lágrimas.

Desde las hermanas, expresamos que, así como María Compasiva estuvo al lado de su Hijo hasta el final, al pie de la Cruz, sin poder hacer nada, pero ESTANDO, ACOMPAÑANDO, y CONFIANDO EN LA VIDA NUEVA QUE NACERÍA DE ALLÍ, así María los acompañará aquí ESTANDO, ACOMPAÑÁNDOLOS y siendo guía para que entre ellos se acompañen, se ayuden, se fortalezcan, se animen a seguir confiada y decididamente por este camino de recuperación, de “resurrección”, de nacer de nuevo.

Con el corazón lleno de alegría y acción de gracias, nos despedimos con gran afecto y expresiones fraternas. Confiamos esta misión a María Compasiva y la acompañamos con nuestra oración.