Día 24 de enero de 2020, una fecha importante en mi historia personal. Pero, bueno, me presento, soy Inmaculada Beunza., ¿verdad que me recordáis?

Ese día comenzó una nueva etapa de mi vida, me incorporaba a la Comunidad de Beloso, en la residencia de Beloso Alto, en Pamplona.

Después de 10 años vividos en Domus Vi, en Aranjuez, años vividos con mucha intensidad; venía de Colombia en plena actividad y pasaba a una Residencia de Mayores; aunque al principio me costó, tuve en esa residencia muchas y muy buenas ayudas. Pero pronto pasé página y comencé un proceso de adaptación, aprendí a cambiar mi visión y mirar la realidad con ojos de compasión. Dios siempre sale a nuestro encuentro.

Aprendí bien pronto que “para la misión no hay jubilación” así que aquí en Beloso con el camino aprendido en Aranjuez, sigo convencida de que la misión es anunciar el Evangelio de Compasión, por tanto me digo: “Inmaculada, manos a la obra y adelante”

Me ha dado mucha alegría el encuentro con las Hermanas. Estoy contenta; es muy importante para la comunidad, poder participar diariamente de la Eucaristía, asisto a todas actividades que están ya organizadas, salgo de paseo, los días que hace bueno, con alguna Hermana.

En cuanto al personal de la Residencia puedo decir que es muy amable, me tratan como si siempre hubiera estado aquí.

Y si quiero señalar que cuando menos lo esperas, te encuentras por los pasillos Hermanas de las Comunidades de Sanduzelai y Marcelo Celayeta y se te ensancha el alma o el espíritu.

Y finalmente desde mi ventana veo las montañas y pueblos de “mi Navarra que es la que quiero…”

I. Beunza