Después de más de 100 días de confinamiento por la pandemia del COVID 19, que está golpeando tan fuertemente al país, amigos, familiares, vecinos… y al mundo entero, ocasionando muertes, sufrimientos… compartimos nuestras vivencias.

Esta pandemia nos ha cambiado la vida, nos hemos tenido que adaptar a nuevas situaciones a nivel comunitario, profesional y pastoral.

Uno de los cambios más significativos ha sido acoger la promulgación de la Ley Ministerial del Estado que da inicio al trabajo remoto de los docentes, asegurando el desarrollo educativo no presencial en las instituciones públicas frente al brote del COVID-19.

Esta enseñanza virtual mediante la estrategia nacional “APRENDO EN CASA” en los niveles de educación inicial, primaria y secundaria a través del canal del Estado, está permitiendo el desarrollo de los programas educativos. Pero al principio muchos profesores y padres de familia reaccionaron de manera negativa a la propuesta, otros trasladaron a sus hijos de la enseñanza privada a la pública debido a que ya no podían pagar las pensiones altas, porque su situación económica había cambiado con la Pandemia.

Esta nueva modalidad, ha supuesto el desafío de actualizarnos y entrar de golpe en el mundo digital, intentando usar nuevos métodos, ser creativas, y no perder el acercamiento y la responsabilidad en el acompañamiento de la vida de los jóvenes, al no poder impartir clases presencialmente. A través de los estudiantes nos hemos encontrado con situaciones familiares de carencias muy fuertes, familias infectadas, sin posibilidades para afrontar el día a día en sus necesidades básicas. La falta de medios para que los alumnos pudieran seguir esta enseñanza ha generado en nosotras una sensibilidad especial para acompañar estos casos y facilitarles el seguimiento del programa a fin de que terminen el curso satisfactoriamente. Hemos estado y estamos en total disponibilidad para ellos, dedicándoles todo el tiempo que necesitan para poder continuar con su formación.

Este servicio como “espigadoras en los Campos del Padre…” es una experiencia gratificante por el acompañamiento personalizado desde la fe, tanto a los estudiantes como a profesores y padres de familia.

Comunidad de Ate
17 de julio del 2020