¿Mi casa? Mi casa está en Villaverde y Villaverde está en el mundo. Pero no es solo mi casa, es NUESTRA CASA. ¿Cabemos todas? ¡Demasiado ambiciosa esa pretensión! Cabemos muchas, de momento estamos 18. Y ¿es un chalet? ¡No! Es una casa con cuatro alturas más la planta baja y ¡el gran espacio verde! Magnífico jardín, con 2 robustas palmeras que “Filomena” (supongo que todas conocéis a esta “Sra”, la que irrumpió con virulencia en Madrid el 9 de enero y durante 15 días nos tuvo con hielo permanente. ¡Pobres palmeras! Resistieron pero quedaron exhaustas y ahí van resurgiendo lentamente, como todo lo nuevo que renace. Hay rosales, lilas, azucenas, jazmín, etc. etc. y hasta árboles frutales: ciruelo, manzano, peral, melocotonero, higueras. Entonces, ¿es el paraíso terrenal? Por los conocimientos que tenemos se asemeja, pero no lo iguala… no hay serpientes, pero sí palomas (que no han pedido permiso para entrar y quedarse) y pajaritos que todos los amaneceres hacen de despertador.
Y os preguntaréis si pasamos la vida en el jardín, pues no. Porque tenemos habitación para cada una, comedor, salas y no podía faltar la capilla, somos hermanas mayores y es fundamental el espacio donde rezar juntas ¡y cabemos más de 18! Además disponemos de espaciosa sala para hacer gimnasia suave, estimular las neuronas y celebrar la vida y las fiestas. También tenemos una biblioteca bien surtida de libros y con ordenadores porque sin estos medios en el siglo XXI ya no podemos estar. Y, ¿no hay cocina? ¡oh! sí, se me había olvidado y es de los lugares más necesarios, por aquello de la importancia de una comida saludable y con frecuencia endulzada.
En cada planta hay tres baños, pero ¿no hay en las habitaciones? No, por Dios, las habitaciones son para dormir, trabajar, hacer silencio, rezar… Somos comunidad y compartimos espacios comunes como buenas hermanas, eso sí ahí se utilizan de una en una y, tranquilas que no hay que hacer cola.
¡Ah! Y despachito para María que está con nosotras por las mañanas.
Realmente es una casa amplia, agradable, muy bien comunicada, con el Centro de Salud a tiro piedra y el Hospital 12 de Octubre también relativamente cerca, ¡muy importante la cercanía de este hospital! Porque lo visitamos con mucha, mucha frecuencia. ¿Estamos enfermas? Bueno, pasamos la ITV del cuerpo con más asiduidad que cuando éramos más jóvenes, ya sabéis prevención de enfermedades para augurar larga vida.
La parroquia también nos queda cerca, aunque este largo año de pandemia poco la hemos visitado. Los criterios sanitarios se han impuesto a los deseos.
Cuando terminen los cierres perimetrales estáis invitadas, de momento, a visitarnos, y no todas a la vez porque seguiremos guardando las distancias físicas y el número de personas, lo que no guardamos es distancia del corazón. Seréis muy bien recibidas porque sí echamos en falta los encuentros, los abrazos, las celebraciones intercomunitarias. Todo irá llegando al ritmo que nos marque la evolución de la pandemia.
Merche Ginel