El 15 de agosto de 2018, Jesús y Rosi, una familia del Barrio de Villaverde en el cual está inserta la comunidad, nos pide, si es posible, acoger en nuestra casa a un joven emigrante de 18 años, natural de Guinea Konacri “por unos días”.
Sensibilizadas como estamos, por el drama de la muerte de tantos emigrantes en el Mediterráneo y la llamada del Papa Francisco a acogerlos, sentimos que es un reto y una oportunidad de manifestar y visibilizar la Compasión de Dios por los empobrecidos de la sociedad.Junto con una familia del barrio, seguimos acogiendo a este joven y haciéndonos cargo de la estancia, alimentación, vestuario, viajes, etc. en su proceso de integración. Nos interesamos, le ayudamos y le acompañamos en el aprendizaje del español y demás cursos de formación.
Ha sido para nosotras una gran alegría que se haya podido federar en un equipo de fútbol – su gran ilusión – y que le hayan concedido ya, la “tarjeta roja” con permiso de residencia y trabajo hasta octubre de 2019. En este momento su objetivo, y el nuestro, es conseguir un empleo y,a ser posible, un piso tutelado.
La comunidad, hemos tenido que ir adaptándonos a compartir los espacios y, en parte, nuestra vida, con un joven de cultura, costumbres, religión, etc. diferentes; mostrando respeto, cercanía, cariño y también paciencia para que él vaya aprendiendo…Nos sentimos interpeladas en nuestra vida ¡tantas veces acomodada! e invitadas a no juzgar y tratar de comprender el sueño que le trajo hasta Europa (¡un año le costó hasta llegar en patera a Cádiz!), lo que le tiene que suponer el desarraigo de su país, ambiente, familia y amigos y a la vez la progresiva decepción por las dificultades por las que está pasando.
Para nosotras ha sido una gracia y una oportunidad para desarrollar y ensanchar nuestras entrañas de misericordia.