Desde hace más de cuatro años la comunidad de hermanas de la Compasión de Yaoundé ha reanudado su presencia en la prisión Central de Kondengui. Y digo reanudado porque hay muchas obras de humanidad que son testigos en el tiempo de lo que nuestras hermanas, tanto francesas como españolas han sembrado allá. Siempre hay detenidos de “larga duración” que nos lo recuerdan: Damos Gracias a Dios por estas huellas de Compasión que siguen dando vida.
En este nuevo momento nos situamos en el Sector de menores. Oscilan entre 100 y 180. Entre 14 y 20 años. La mayor parte de ellos entran por pequeñas o grandes peleas o pequeños robos. Otros, muchos, por falsas denuncias o simplemente por ser angloparlantes. Pocos son los que están por causas graves. La mayoría no han tenido la educación y acompañamiento como sería de esperar y se les ve “desorientados como ovejas sin pastor”. Nuestra presencia junto a ellos es, para la mayoría, un gran regalo que les ayuda a “soñar y sentirse” diferente.
Hacemos talleres donde enseñamos algunas habilidades, de pintura, a tejer bolsos, o chancletas, o porta ordenadores, hacer teatro o… a tejer entre ellos unas relaciones de mayor diálogo y fraternidad. Poco a poco sentimos que su actitud cambia y se convierten en jóvenes colaboradores, disponibles y deseando recibir un trabajo que les aporte alguna ganancia para afrontar las grandes y muchas carencias que tienen, principalmente en el campo de la alimentación ¡y son jóvenes! la salud o la higiene.
Estamos comenzando a colaborar con otros/as en el campo de la salud en general y reinserción de jóvenes. Próximamente tendremos la ocasión de contarles cómo vamos dando respuestas a algunos sufrimientos e inquietudes de esta numerosa población.