¿Compasión dices?

María con compasión

La Compasión

Extraña palabra y, sin embargo, cada vez más usada en nuestras conversaciones, en libros, discursos…
Palabra que, a veces,  identificamos con lástima, conmiseración, sensiblería…, situándonos, inconscientemente, desde más arriba que los otros, y… ¡no!. No es eso la Compasión.
Compasión tiene que ver con enganchar nuestro corazón al sentimiento del otro.
Compasión es hacernos cargo de lo que alguien, posiblemente muy cerca de nosotros,  está viviendo, de lo que está padeciendo y caer en la cuenta de que, tal vez, necesita que tú estés “ahí”, a su lado. Por eso, Compasión no es solo sentimiento, sino también, y sobre todo,  solidaridad.
La Compasión tiene su razón de ser en la manera de ser de Dios, en su amor misericordioso hacia la humanidad :
«He visto la opresión de mi pueblo… Me he fijado en sus sufrimientos…
El clamor de pueblo ha llegado hasta mi…» (Ex. 3, 7-10)
La verdadera compasión ensancha el corazón, pone en movimiento los pies y las manos, y lleva a estar junto al otro a la manera del Buen Samaritano.
«Llegó junto a él, al verle sintió compasión; se acercó, vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino; lo montó a una posada y cuidó de él y se aseguró de que lo cuidaran hasta su regreso»

(Lc. 10, 25-37)

Eso intentan vivir y hacer las Hermanas de Nuestra Señora de la Compasión… Y es de esta Compasión de la quieren ser testigos también a través de este sitio web.

Compasión

Nuestra espiritualidad

«Una espiritualidad enraizada en Cristo Crucificado y en María al pié de la Cruz»

Mauricio Garrigou, dio a las Hermanas como clave de su vida el fruto de su propia sabiduría espiritual, forjada desde su juventud:

«Jesús será vuestro modelo; su Evangelio vuestra regla»

Fue también su carisma personal, fruto de la contemplación de ese Jesús en los acontecimientos de su tiempo, el que orientó de manera preferente su mirada y su corazón hacia el Pretorio (Ecce Homo) y el Calvario (el Crucificado y su Madre al pie de la Cruz) como lugares donde unificar una vida de entrega y de servicio humilde y solidario.

La contemplación de Jesús humillado y después crucificado, y de María al pie de la cruz, asociada a este misterio, van transformando el corazón del Padre Garrigou en un corazón semejante al de Jesús y María, dándole un peculiar modo de ser y de estar en el mundo.

Para las hermanas de Ntra. Sra. de la Compasión, seguir el camino de Cristo, a la luz del carisma recibido de su fundador, no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en asegurar un servicio paciente y compasivo a los demás. Las obras de educación, el cuidado de los pobres, la misma vida comunitaria, suponen el olvido de sí mismas y una vida espiritual hecha de sencillez, abnegación, humildad y de un amor que se entrega en la comunión con los que sufren y en la solidaridad con quienes trabajan para que desaparezcan las causas que generan la injusticia.

Como María al pie de la Cruz, quieren servir a la humanidad con un corazón grande y compasivo, de forma especial a la humanidad sufriente, dejándose transformar por el Espíritu para vivir:

  • En una actitud contemplativa que permite descubrir a Dios presente y actuando en la historia y en la propia existencia.
  • Con una especial sensibilidad a toda situación de debilidad, pobreza y sufrimiento.
  • En disponibilidad, acogida y sencillez que les hace cercanas a los demás.
  • Desde un dinamismo creativo en el servicio al prójimo.

Nuestra misión

«Fieles al carisma de nuestro Fundador, nuestra vida como la de Jesús quiere ser expresión del amor de Dios por los pequeños, los débiles y los despreciados de la sociedad…»

Ser expresión del amor de Dios por los pequeños, los débiles y los despreciados de la sociedad es ser para ellos testigos de la Buena Nueva y compartir sus vidas a través de la educación, la pastoral, la acompañamiento y el servicio a aquellos que tienen capacidades diferentes, o a los abandonados, encarcelados, emigrantes y empobrecidos…;o estando al lado de ancianos y enfermos…

Desde siempre el Instituto ha querido ser fiel a sus orígenes pero, como es lógico, las formas han ido cambiando y adaptándose al momento y a los distintos países en los que se ha ido estableciendo; y tan variadas han sido las respuestas, como diferentes las realidades vividas a lo largo de su historia

Por eso el amor de COMPASION unas veces se llama acogida,  otras cercanía, otras promoción, sanación o perdón; otras lucha organizada con otros, o pastoral, o acompañamiento, o denuncia … Pero siempre desde la llamada original y originaria:

“Colaborar en la misión evangelizadora de la Iglesia a través de la educación cristiana de los jóvenes y el alivio de los pobres por todos los medios posibles” (Const. nº 10 )

Y así la Compasión va tomando opciones una y otra vez, haciéndose eco del deseo de Mauricio Garrigou para el Instituto:

«Sed espigadoras en el campo del Padre de familia…»